Liderazgos e historia


Atrás quedaron los años de la Guerra Fría, de las revoluciones. Sin embargo, la lucha por un mundo mejor, por mejorar la forma de vida de las personas, por brindarles salud, alimento y educación no ha quedado atrás. Continúa y es necesario robustecerla.
Para lograrlo se requiere de la colectividad, es cierto; pero esencialmente de liderazgos, de individuos e individuas dispuestos a luchar no por la individualidad, sino por el beneficio de la colectividad. Que se despojen del egoísmo y decidan vivir para sus ideas y los demás. Es decir que requiere de convertirse en líderes que busquen el desarrollo de su comunidad y por supuesto de su país, incluso al punto del sacrificio.
La humanidad demuestra a través de la historia que requiere liderazgos para seguir un camino y ejecutar acciones determinantes e incluso para cambiar el mundo. No jefes, porque los jefes no son seguidos por que se crean ellos, sino porque se necesitan y ejecutan coerción sobre sus subalternos. Las grandes revoluciones urgieron de líderes, de pensadores y de héroes. Sin estos, los cambios que desarrollaron hubieran sido efímeros, como también demuestra la historia. En la India  un hombre fue determinante para que las cosas cambiaran: Mahatma Gandhi. Quien con una determinación única logró junto a su pueblo la ansiada independencia de la India, país que había sido colonia del Imperio Británico.
Los líderes se ganan el apoyo porque trabajan codo a codo con sus seguidores, sostienen sus ideas, resultan empáticos a la vista de los que los siguen. Se cree en ellos incluso con fe ciega. Y la gente al observarlos siguen tras ellos sin importar que puedan o no estar equivocados, porque la gente tiene fe en ellos. Lamentablemente también han surgido líderes que han resultado negativos, a pesar de que aparentaban  tener  ideas coherentes para sus pueblos como fue el caso de Adolf Hitler que llevó no solo a su nación  a la Segunda guerra mundial, sino al mundo.
En la historia de El Salvador existió una década que fue marcada por distintos liderazgos en la política. Personajes que fueron seguidos por sus grupos: José Napoleón Duarte, Roberto d´Abuisson, Salvador Cayetano Carpio, Mélida Anaya Montes, Guillermo Manuel Ungo y Schafik Handal.
Quienes no sólo defendían sus ideas, sino que influían indudablemente entre sus seguidores. Durante la década de 1980 estos líderes robustecieron sus partidos a tal punto que incluso eran vistos como caudillos. En el caso de José Napoleón Duarte (1925-1990)  incluso sus seguidores afirmaban “con Duarte aunque no me harte”.  Éste estuvo en la Junta revolucionaria de Gobierno de 1980, fue alcalde de San Salvador de 1964 a 1970 y Presidente de la República 1984 a 1989. Y aunque tras su muerte el Partido Demócrata Cristiano (PDC) que él fundó no ha vuelto a tener la fuerza y el empuje que tuvo durante su vida, el nombre de Duarte sigue pesando en la historia política de El Salvador. Sin embargo, ya no es mencionado por su propio partido ni por los demócratas, convirtiéndose así sólo en una estela de aquellos tiempos que volvieron robusto el partido verde.
La derecha también ha tenido su líder, Roberto d´Abuisson (1944-1992), quien se desarrolló como militar y fundador de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). A d´Abuisson lo recuerdan en su partido elaborándoles monumentos y sigue siendo uno de sus estandartes. La Comisión de la Verdad  para las Naciones Unidas lo señala como autor intelectual del asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y fundador de los Escuadrones de la muerte.
La socialdemocracia también tuvo su líder histórico, Guillermo Manuel Ungo (1931-1992).  Fue uno de los fundadores del Movimiento Nacional Revolucionario del que fue Secretario General, y se enfrentó contra el conservador Partido de Conciliación Nacional (PCN). También fue uno de los responsables de la Unión Nacional Opositora (UNO) y fue candidato a la vicepresidencia junto a Duarte,  cuando e l PCN realizó un fraude electoral y tanto Duarte como Ungo debieron marcharse al exilio. En 1980 fue parte del Frente Democrático Revolucionario (FDR)  y desde ese momento desarrolló labores de diplomático para la coalición FMLN-FDR y estuvo en los diálogos de paz entre el Gobierno y el FMLN. Tras los Acuerdos de paz su imagen ya no es tan presente, a pesar de ser un importante protagonista en el desarrollo de la democracia en El Salvador. Su trabajo como conciliador y negociador fue fundamental.
Dentro de la formación del Fuerzas Populares de Liberación (FPL) la imagen de un líder sobresalió: Salvador Cayetano Carpio (1918-1983), un joven panadero que después de ser parte del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) funda en 1970  las Fuerzas Populares de Liberación, que se convierte en uno de los brazos que funda el Frente Farabundo de Liberación Nacional (FMLN). Carpio se desempeñó como secretario general del PCS en 1964 y en 1967 llego a realizar una huelga de hambre que el Gobierno no prestó atención. Entre sus obras Nuestras Montañas son las masas es una de las más leídas y estudiadas.
Mélida  Anaya Montes (1929-1983)  fue una de las principales líderes de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio). Su trabajo fue fundamental en diversas huelgas contra el gobierno de Fidel Sánchez Hernández. Fundó  junto a Carpio las FPL , donde se convirtió en la segunda al mando hasta el día de su asesinato a manos de Rogelio Bazzaglia. Seis días después de su muerte Carpio supuestamente se suicidó. El nombre de Mélida, conocida también como la comandante Ana María es una de las principales mujeres líderes de El Salvador.
 El caso de Schafik Handal (1930-2006) es diferente al de los anteriores, porque además de ser uno de los cinco miembros de la comandancia general del FMLN también fue el secretario general del PCS y una voz  de gran influencia en la izquierda salvadoreña. Fue el único que sobrevive a la guerra y se desarrolla durante la posguerra, sin embargo murió antes de que el FMLN llegara al poder. Pero fue un importante bastión para desarrollar varios cambios en el país a través de la Asamblea Legislativa donde se desempeñó como diputado hasta el día de su muerte.
El camino del liderazgo se forja con el tiempo. Es esencial tomar palabras como las de Napoleón Bonaparte, quien afirma “quien quiere hacer historia, debe comenzar por conocerla”. Es a través de  los hechos de antaño que podemos conocer los aciertos y errores que se han cometido, la semejanza con el presente e incluso la interpretación del futuro. También la hidalguía de los caudillos quienes no sólo se enfrentaron a los retos de su tiempo, sino a dejar una huella en la historia. Ahora que no vivimos una guerra civil aún debemos de superar diversas dificultades para el desarrollo de nuestro país, buscar alternativas para brindarle solución a los problemas de la gente y ayudarles a labrar un mejor camino. Eso sólo se logrará con el trabajo y con los liderazgos que se sumen a nuestra historia.

°Escritor y poeta salvadoreño, licenciado en Ciencias Jurídicas

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