Hacedores de país


Existe una gran diferencia entre ser un ser humano y parecerlo. Las estatuas parecen estar vivas, pero no tienen corazón, en cambio los seres de carne y hueso son los que en realidad viven, ser buenos o malos es similar, sin embargo hay un poderoso caballero al que llaman dinero, que es responsable de las grandes atrocidades en contra de la humanidad.
La Biblia judeo-cristiana afirma que para los ricos es muy difícil entrar en el reino de los cielos por el amor al dinero, que ya antes dice que es la fuente de todos los males. Sin embargo, ¿qué sucede cuando las personas que tienen esa capacidad económica se comprometen y aman a las personas más que el dinero? Sucede, claro.
Los ricos pueden comprometerse también, aunque nos parezca difícil que se dé. Es acá la frontera donde aparecen los filántropos reales, esos hombres y mujeres que ayudan en verdad a que las cosas cambien, no sólo con ideas sino aportando todo lo que tienen. Literalmente todo lo que tienen o poseen. Para algunos no existe comprensión entre individuos de izquierda y personas con cierta capacidad económica, tanto que algunos grupos de izquierda en El Salvador durante la guerra consideraban a todos aquellos que tenían algo de dinero pequeño burgueses y a los que tenían sistemas de producción simplemente burgueses. Y ambos eran considerados enemigos, sin recordar que el pensamiento revolucionario lo han proporcionado los pequeños burgueses, así como sucedió con nuestro país. Buena parte de los revolucionarios de esos años perdidos eran individuos pertenecientes a la clase media, profesionales, personas que tenía propiedades, tierras y sobre todo dinero. Uno de ellos fue Enrique Álvarez Córdoba, quien fue uno de los que dio origen al actual CENTA, un hombre con recursos que quiso cambiar las cosas y lo hizo, fue parte de esos cultores que ayudó con su sacrificio que las cosas cambiaran. Se sacrificó en serio, primero en la junta revolucionario de Gobierno de 1979 se le ofreció el Ministerio de Agricultura y Ganadería y no quiso aceptarla si no había garantía de que el Gobierno pretendía hacer cambios reales. Él era así, comprometido. Además fue de las principales figuras del Frente Democrático Revolucionario (FDR) y como era de esperar, las personas que no desean cambios y odian a los que ayudan al pueblo a superarse o a tener lo que le corresponde: justicia, decidieron asesinarlo. Antes ya lo había atacado, amenazado y puesto en prisión.
 Ahora, tras un buen tiempo los Acuerdos de Paz nos ayudan a maquillar esos años cruentos de guerra y a veces a olvidar estos personajes con posibilidades económicos que dejan su lugar de confort para darse al pueblo. Pero, la historia a veces se repite y se mejora. Ser una persona con empresas no quiere decir sin corazón, ese es el caso de Nayib Bukele, un joven empresario que no se conforma con ver crecer sus negocios y el grosos r de su cartera, él se involucra en los cambios y de poseer buen parque se une a las filas del FMLN y se convierte en alcalde de Nueva Cuscatlán y llega a cambiarle el rostro a ese municipio que pocos conocíamos y que ahora no tenemos más que hacer, sino reconocer la pericia de un hombre que decidió hacer cambios, de aportar y no llegar a robar a los lugares que posee el Gobierno.

Bukele corre por la Alcaldía de San Salvador con la firme intención de seguir haciendo historia, verdaderamente presente por la patria, por el pueblo. Un hombre que sabe que el trabajo no sólo es exclusivo para un partido, sino para la gente. Abre las puertas a creer de nuevo en hombres como él, hombres que tienen capacidad económica y que son capaces de amar a su prójimo. En definitiva, no es de esos ricos que les costará entrar al reino de los cielos, ya hizo camino en eso. Al igual que Enrique Álvarez Córdoba no sólo pone su esfuerzo y entrega, sino su compromiso. ¿Qué grandes cosas se ven llegar con esto? Si Nueva Cuscatlán es la muestra, imaginemos al San Salvador del futuro.

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